Pero Reinhart volvió a ser protagonista en el segundo período, a pesar que al inicio de la jugada, todo parecía ser inocente. Y es que Carter Verhaeghe mandó un tiro de larga distancia que se estrelló en el pecho del portero Skinner, quien prácticamente le regaló el disco a un desmarcado Aleksander Barkov, quien mandó el centro para Reinhart y este no desperdició la oportunidad de marcar el 3-0 con la red abierta a los 17:31 del segundo segmento.
La alegría en las gradas de la Amerant Bank Arena se convirtió en algo extra para los Panthers. Y es que con 12 minutos por jugar, los aficionados comenzaron a corear el nombre de Bobrovsky con el cántico “Bobby, Bobby”. Más tarde, los gritos cambiaron, para decir “We Want The Cup” (“Queremos la copa”).
Motivado por la desesperación o por buscar una reacción sin precedentes. El entrenador de los Oilers, Kris Knoblauch sacó al portero Skinner para contar con un atacante extra. No obstante, la estrategia no fue acertada y Sam Reinhart aprovechó la red vacía para marcar su tercer y cuarto tanto de la noche, prendiendo la fiesta en Florida, llegando a 11 anotaciones, además de 23 puntos en playoffs para empatar el liderado del equipo.
Si bien, los Oilers consiguieron un gol a través de Vasily Podkolzin, a los 15:18, no hubo tiempo para remontadas milagrosas o regresos espectaculares, gracias a una clínica defensiva de los Panthers en el tercer período, capitalizada por un Bobrovsky que detuvo ocho tiros antes de que sonara el cornetazo que oficialmente, coronó a Florida como el mejor equipo en la NHL, por segundo año consecutivo.
Poco más de ocho meses después de izar la bandera de la Stanley Cup 2024 como símbolo de redención en honor al "equipo que conquistó la contienda", los Panthers hicieron honor a su autoproclamado nuevo estándar de hockey en el sur de Florida al conseguir su segundo campeonato consecutivo. Florida se convirtió en la décima franquicia en la historia de la NHL en repetir como campeón, con equipos del "Estado del Sol" en cada una de las dos últimas ocasiones (Tampa Bay Lightning).
Las palabras del Comisionado de la NHL, Gary Bettman, sirvieron para sellar el dominio de los Panthers por segunda ocasión en fila. “Aleksander Barkov, hagamos esto de nuevo”. Y fue así, como el finlandés se convirtió en el primer capitán nacido en Europa, en levantar la Stanley Cup en años consecutivos.
“Mi enfoque siempre ha sido en hacer todo lo mejor posible. A veces toca defender, otras rematar y estar en la zona rival. Tengo a un equipo increíble que me respalda, lo cual me hace muy afortunado porque sea lo que sea, siempre están allí para prestar ayuda”, enfatizó Barkov.
En el caso de Brad Marchand, la copa terminó con 13 años de sequía y el dolor de perder dos finales, antes de regresar a la gloria. “Es un sentimiento que de verdad no se puede describir. Alzo la mirada y veo a mi familia, a las personas que me han apoyado para llegar a este punto. Este es un grupo increíble, nos dieron por eliminados en cada ronda, pero nosotros nunca dejamos de luchar”, señaló el delantero quien marcó seis goles en la final ante los Oilers.
Por supuesto, la noche no podía terminar sin la reflexión del entrenador Paul Maurice, quien fiel a su estilo directo, enfatizó. “Creo que hicimos nuestro trabajo”. El estratega, ahora dos veces campeón de la NHL, agregó que “Nosotros somos responsable de un 5% y creo que lo hicimos bien, nos tocó enfrentar a un equipo muy duro con dos de los mejores jugadores de la liga y me alegra que nuestro plan dio el resultado esperado”.